La exfoliación corporal mejora tu aspecto porque con ella eliminas las células muertas. El proceso de regeneración de la piel se va ralentizando como efecto del paso del tiempo, del estrés o de hábitos de vida no saludables provocando que la piel se vea apagada, sin luminosidad y envejecida.
En este artículo nos vamos a centrar en sus beneficios y en cómo y cuándo hacerla para lucir una piel homogénea, oxigenada, libre de imperfecciones y llena de vida.
¿Qué es exfoliar la piel?
Exfoliar la piel es un proceso que permite eliminar las células muertas que se depositan en la superficie favoreciendo la renovación celular, activando la microcirculación y oxigenando la piel.
Ten presente que las células de la piel se multiplican constantemente. Si las células muertas no se eliminan eficazmente –a veces no es suficiente con la limpieza diaria– pueden acumularse junto a desechos de productos cosméticos, contaminación y microbios.
Estos elementos penetran en los poros impidiendo que la piel respire correctamente, por lo que la piel se verá seca, envejecida y opaca. además de propiciar granitos, poros abiertos e imperfecciones.
Exfoliar la piel puede ayudarte a recuperar su aspecto vital, sin embargo, es importante que no pierdas de vista unas mínimas precauciones para evitar efectos adversos.
Tipos de exfoliación corporal
Dependiendo del resultado que quieras conseguir y del estado en que se encuentre tu piel vas a poder optar entre 3 tipos de exfoliación corporal también conocida con la voz inglesa scrub:
Mecánica o física
Se realiza a través del movimiento gracias a partículas como huesos de melocotón o aguacate triturados, carbón activado, bambú, sal, azúcar, semillas, cristales, arenas, etc.
Dependiendo del tamaño de estos ingredientes la exfoliación será más intensa o más suave, dado que cuanto mayor sea la partícula exfoliante, más profundo será su efecto.
Química
En este caso, consiste en romper los enlaces de la piel mediante la exposición a diferentes elementos como los hidroxiácidos.
Se trata de moléculas ácidas que aumentan la velocidad del ciclo de renovación de las células y desincrustan células muertas.
El resultado es una exfoliación más suave que la mecánica, por lo tanto apta para pieles sensibles.
Enzimática
Es un tipo de exfoliación química muy suave que funciona gracias a la acción de enzimas vegetales que actúan descomponiendo la unión de las células muertas.
Al ser un tratamiento suave este tipo de exfoliación es apto para pieles sensibles y reactivas.
Beneficios de exfoliar la piel
Exfoliar la piel es un paso necesario para conseguir un aspecto saludable, uniforme y vital, a lo que se suman otras ventajas como:
- Ayuda a eliminar imperfecciones.
- Potencia la hidratación.
- Tonifica.
- Facilita la penetración de los principios activos de tus tratamientos.
- Promueve el rejuvenecimiento de la piel.
En lo que respecta al rejuvenecimiento, debes saber que a partir de los 30 años aproximadamente la regeneración de la piel se va haciendo más lenta, proceso que se ve afectado por otros factores como el estrés o los malos hábitos de vida.
Al introducir la exfoliación en tu rutina de cuidados corporales estarás reactivando este proceso natural.
¿Cómo puedes hacer una exfoliación corporal?
Mejora el resultado de tu exfoliación convirtiéndolo en un ritual de autocuidado y dedícale el tiempo que requiere para conseguir una piel luminosa y llena de vida.
Humedece tu cuerpo con agua templada
El lugar más práctico para aplicarte un exfoliante corporal es en la ducha, pero no lo hagas con el grifo abierto ya que desperdiciarás producto y gastarás más agua de la necesaria. Humedece completamente tu cuerpo con agua templada para abrir los poros y preparar tu piel para el tratamiento.
Es posible que, dependiendo del exfoliante, no necesites mojar tu cuerpo, sobre todo si tiene un alto contenido en aceites. Compruébalo en las indicaciones del producto. Por otro lado, existe un tipo de exfoliación en seco o cepillado con guante de crin que mejora la celulitis, pero ten en cuenta que no es apta para pieles sensibles.
Tanto en la exfoliación como en cualquier tipo de cuidado corporal, elige siempre productos de calidad que se adapten a tu tipo de piel.
Aplica el exfoliante
Con movimientos circulares ascendentes ve aplicando el exfoliante sobre la piel mojada. Este masaje activa la circulación de tu cuerpo favoreciendo la asimilación de los principios activos del producto y estimulándolo.
Enjuágate
Aclara el exfoliante con agua tibia y si puedes, acaba con agua fría para cerrar los poros y mejorar la tersura de tu piel.
Hidrata tu piel
Este paso es fundamental tras la exfoliación, ya que no deja de ser un proceso erosivo, por muy suave que sea.
De modo que hidrata tu piel con una solución fluida de rápida absorción como nuestro Bálsamo corporal hidratante que además fortalece tu microbioma.
Se trata de una crema enriquecida con extracto de margarita azul, aceite de semillas de chía y mantecas de karité, jojoba, mimosa y girasol para calmar, reparar y potenciar los efectos de la exfoliación en tu piel.
¿Cuándo puedes exfoliar la piel?
La cadencia de la exfoliación depende del tipo de piel que tengas, ella te marcará la frecuencia que necesitas.
Algo que sí debes considerar es que si vas a exponerte al sol o si tienes heridas, no debes exfoliar tu piel.
Pieles sensibles o con acné
Si tu piel es sensible o padeces de algún tipo de acné no tienes por qué renunciar a exfoliar la piel, es más es un procedimiento que puede potenciar la recuperación de las zonas dañadas.
En estos casos, asesórate con un dermatólogo profesional y opta por una exfoliación suave adecuada a tu tipo de piel una vez a la semana o cada 15 días.
Pieles normales
Las pieles normales se pueden exfoliar 1 o 2 veces por semana.
Puedes alternar dos tipos de exfoliación que se complementen. Por ejemplo, combina una mecánica con otra más suave como la química o la enzimática.
Pieles grasas
Si tu piel es grasa la exfoliación te permite reducir la producción de sebo. Por esta razón, incluye en tu rutina de cuidados 1 o 2 veces por semana una exfoliación mecánica con ingredientes equilibrantes como el té verde, la avena, el café o el ylang ylang.
Para completar tu ritual de belleza corporal no olvides una hidratación profunda que te ayude a mantener el equilibrio microbiano de tu piel.