Tipos de pH: cuáles son y cómo conocer el tuyo

Existen 3 tipos de pH de acuerdo a una escala de valores comprendidos entre 0 y 14 que determinan que sea neutro, ácido o alcalino.

Cualquier desajuste en valores considerados como adecuados que aparezca puede acarrear enfermedades para el organismo y afecciones de diferente naturaleza en la piel.

Por esta razón, para disfrutar de una piel saludable resulta esencial saber cuidar dicho equilibrio y proteger su función de barrera protectora.

A fin de ayudarte a entender mejor este tema, hemos recopilado información sobre cuáles son los tipos de pH, además de otras cuestiones de interés.

¿Qué es el pH?

El pH o potencial de hidrógeno es un valor que mide la alcalinidad o acidez de una sustancia o solución calculando el porcentaje de hidrógeno que contiene y estableciendo un ranking entre 1 y 14.

Mantener un pH apropiado en el organismo es necesario para su correcto funcionamiento, así como para evitar enfermedades de diferente naturaleza.

¿Cuántos tipos de pH hay?

Dependiendo de su valor, el pH se clasifica en un tipo concreto según la franja definida en la escala de medición a tal efecto.

Así, el resultado puede clasificarse en uno de los 3 tipos de pH:

  • Neutro
  • Ácido
  • Alcalino

· Neutro

El pH neutro se sitúa en valores en torno a 7.

Por ejemplo, el agua pura, la de manantial, es neutra, sin embargo, la que consumimos como agua potable suele tener valores comprendidos entre 6,5 y 8,5.

En este sentido, las aguas con valores demasiados ácidos o no lo suficientemente ácidos, pueden provocar problemas digestivos de diversa índole.

· Alcalino

El pH alcalino es aquel que arroja valores superiores a 7.

Los productos con acción limpiadora y desinfectante, especialmente indicados para combatir las grasas, suelen tener una alcalinidad muy alta, de pH 9 o superior.

Así, en este grupo se encuentran los desengrasantes, lavavajillas industriales y desatascadores.

En lo que respecta a la alimentación, los alimentos considerados alcalinos comprenden frutas, frutos secos, verduras y legumbres.

· Ácido

El pH ácido corresponde a valores comprendidos entre 1 y 7.

El estómago, por ejemplo, tiene que ser muy ácido para poder digerir los alimentos, por lo que se sitúa en valores entre 1 y 3, aproximadamente.

Los productos de limpieza con cualidades desincrustantes apropiados para eliminar el óxido o la cal, también son muy ácidos.

En lo que respecta a los alimentos, los cítricos, el vinagre, la leche y sus derivados, la proteína animal y los alimentos industrializados suelen ser ácidos.

¿Cómo saber cuál es tu pH y cuál es el adecuado?

El potencial de hidrógeno del cuerpo se mide a través del análisis de la orina, la saliva o la sangre.

Que un valor sea adecuado depende de la naturaleza de la sustancia objeto de la medición. Por ejemplo, los valores de la sangre deben aproximarse al pH 7.

Cualquier desequilibrio en estas cifras extenderá la descompensación al resto del organismo, ya que para solucionar el problema, la sangre robará nutrientes a órganos vitales.

Aunque existen diferencias según las zonas del cuerpo, en términos generales, el pH de la piel debe ser ligeramente ácido, con valores comprendidos entre 4,5 y 5,9. De hecho, el idóneo es de 5,5.

A partir de ahí, valores más altos o más bajos determinan el tipo de piel que tienes:

  • Valores entre 4,9 y 5,0. Corresponden a pieles grasas.
  • Valores entre 5,2 y 5,5. Aquí se sitúan las pieles normales.
  • Valores entre 5,7 y 5,9. En este caso se trata de pieles secas.

Ten presente que la parte de la barrera hidrolipídica llamada manto ácido es precisamente ácida.

Gracias a ella, la piel nos protege de agentes externos y combate microorganismos como bacterias, virus y hongos, asegurando además una correcta hidratación.

Esto explica también que zonas más alcalinas como las interdigitales, las axilas o las inguinales se muestren más desprotegidas ante factores exógenos y precisen mayor atención.

Por las razones expuestas, resulta recomendable utilizar en tu higiene diaria geles de uso frecuente que protejan y fortalezcan el microbioma de la piel.

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Es más, es importante que estos productos cuenten con ingredientes naturales y libres de agentes agresivos como parabenos, siliconas o fenoxietanol.

Importancia de proteger el pH correcto

Que tus valores de pH no respeten el equilibrio natural y evolucionen a valores alcalinos hará que tu sistema inmunológico se vea afectado, exponiéndote a enfermedades y reacciones de diferente índole.

Así las cosas, haz lo posible por mantener niveles equilibrados que te ayuden a evitar algunos de los posibles efectos adversos que te enumeramos a continuación.

Consecuencias de un pH demasiado alcalino

Niveles demasiado alcalinos, esto es, con valores más altos de 7, alteran el equilibrio de la piel provocando que se deshidrate y que la barrera protectora pierda eficacia.

De esto se deduce que la piel alcalina es más propensa al prurito y a procesos inflamatorios como la dermatitis.

En el cabello, estos valores lo debilitan, aumentando su porosidad. Para evitarlo, te recomendamos utilizar un champú dermoprotector con un pH de 5,5 que contenga probióticos naturales.

Consecuencias de un pH demasiado ácido

A pesar de que la piel necesita un pH ácido para mantener la hidratación, que se vuelva demasiado tampoco será bueno y afectará a su correcto funcionamiento volviéndose más sensible y tendente a la irritación con mayor facilidad.

Para neutralizar estos efectos, los bálsamos hidratantes con ingredientes y activos botánicos como el extracto de margarita azul o los prebióticos son de gran ayuda.

En lo referente al cabello, los productos demasiado ácidos pueden irritar el cuero cabelludo y afectar a la estructura del pelo.

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Pino Navarro

Maria del Pino Navarro Veroz

Farmacéutica Licenciada por la Universidad de Alcalá de Henares, con más de 25 años de trayectoria profesional y de gran autoridad en el sector de la belleza saludable. Especialista en la conceptualización, investigación y desarrollo de productos en la industria dermofarmacéutica y nutricosmética para el cuidado y salud de la piel. Apasionada de la industria dermofarmacéutica, es miembro del Claustro de Profesores del Centro de Estudios Superiores de la Industria Farmacéutica (CESIF).