La microbiota de la piel cumple con funciones tan importantes como servir de barrera protectora o mantener el equilibrio del pH de la piel.
La edad, los malos hábitos o el uso de productos de higiene agresivos pueden poner en jaque este equilibrio y exponerte al ataque de patógenos nocivos para tu piel.
Por este motivo, resulta esencial que conozcas qué es la microbiota cutánea, también conocida por flora de la piel, y cómo pueden ayudar los prebióticos a mantenerla en forma.
¿Qué es la microbiota de la piel?
La microbiota de la piel o microbioma es el conjunto de microorganismos positivos, en su mayoría bacterias, que habitan en la piel y cumplen una función protectora frente a microorganismos nocivos y toxinas.
La edad, los factores ambientales y el uso de productos de higiene corporal agresivos dañan la microbiota de la piel, también conocida como flora cutánea.
Entre las bacterias más comunes en la microbiota se encuentran las actinobacterias, firmicutes o staphylococcus, entre otras muchas. También la conforman hongos como la cándida, así como virus y ácaros.
Tipos de flora cutánea
La microbiota de la piel o flora cutánea puede ser de 2 tipos:
- Transitoria. La componen microorganismos que no son capaces de adherirse a la piel. Se depositan por efecto del medioambiente y acaban desapareciendo.
- Residente. Los microorganismos que la conforman residen en la piel convirtiéndose en parte de la misma pudiendo multiplicarse y prolongar su vida en ella.
¿Para qué sirve la microbiota cutánea?
La microbiota cutánea cumple con un papel determinante en la salud de la piel y del organismo en general.
Su relevancia queda demostrada a través de sus funciones que vamos a ir abordando en los puntos sucesivos.
Actúa como barrera protectora de la piel
Los microorganismos que habitan en la microbiota cutánea actúan limitando el alimento de los nutrientes de los agentes nocivos, manteniendo un balance constante.
Participa en la síntesis de nutrientes esenciales
La flora de la piel tiene la capacidad de colaborar en la síntesis de nutrientes esenciales para las células.
Gracias a ello, la piel se mantiene en condiciones óptimas y puede asumir de manera eficaz sus funciones.
Mantiene el equilibrio del pH
El pH (potencial de hidrógeno) de la piel forma un manto ligeramente ácido. Gracias a su acidez inhibe el crecimiento de microorganismos agresivos, por lo que resulta esencial mantenerlo en valores entre 4.5 y 5.5 pH, sabiendo que un pH de 7 se considera neutro.
Refuerza el sistema inmunológico
La microbiota cutánea estimula la actividad del sistema inmunológico para que sea capaz de reconocer y eliminar agentes nocivos que puedan dañar la salud de la piel.
Por su parte, el sistema inmunitario ayuda a que la microbiota mantenga su equilibrio y protege a los microorganismos beneficiosos.
Factores que alteran la microbiota cutánea
Las funciones beneficiosas de la microbiota de la piel pueden verse mermadas por factores endógenos, propios de la persona, o exógenos, ajenos a la misma.
Edad
Los recién nacidos cuentan con menor producción sebácea y un estrato córneo más fino, por ello su piel es tan delicada. Esto les ocurre también a las personas mayores, que ven disminuido el papel de barrera protectora de la piel.
Productos de higiene agresivos
El uso de productos de higiene o soluciones cosméticas con componentes agresivos como parabenos, fenoxietenoles, siliconas, o ingredientes como el lauril sulfato de sodio pueden alterar el pH de la piel y dañar la microbiota.
Contaminación
La exposición continuada a la contaminación y a los radicales libres pueden desequilibrar la microbiota y originar enrojecimientos, sequedad, piel sensible e incluso dermatitis atópica.
Malos hábitos de vida
Una mala alimentación, y hábitos tóxicos como fumar o consumir alcohol influyen en la calidad de la flora cutánea disminuyendo su diversidad, factor esencial para que pueda cumplir su papel protector.
Estrés
Estados prolongados de estrés afectan negativamente a la microbiota, ya que pueden provocar cambios hormonales y brotes en procesos inflamatorios.
Problemas ligados a una microbiota cutánea
Tal y como venimos abordando, la salud de la microbiota de la piel se basa en el equilibrio de todos los organismos que habitan en ella.
De modo que cualquier cambio en la cantidad de la flora mixta cutánea, que se conoce como disbiosis, puede originar diferentes problemas cutáneos como los que te enumeramos a continuación:
- Acné.
- Dermatitis atópica.
- Rosácea.
- Psoriasis.
Otro de los efectos de la disbiosis es que se produzca una proliferación de los hongos que se encuentran de forma natural en la piel, pero que si existe un desequilibrio se pueden extender y provocar diferentes daños.
Es el caso de la cándida que puede extenderse por la boca y los genitales, o la tiña que puede propagarse por diferentes zonas de la piel.
Los prebióticos en el cuidado de la microbiota
Llegados a este punto se hace notoria la importancia de cuidar la flora de la piel y favorecer su equilibrio. En ese sentido, el papel de los prebióticos es fundamental para ayudarte a conseguirlo.
Los prebióticos son alimentos que nutren la flora bacteriana que la conforman reforzando sus funciones benefactoras para la piel.
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